Acabo de leer un post público de nuestro amigo el dramaturgo Eduardo Adrianzén, aconsejando a los aspirantes a guionistas. Aparte de divertirme con su tierna ironía, me ha inspirado a decirles a algunas cosas a todos los periodistas en ciernes y a los pichones, algunas de las cosas que siempre pienso que les diré a los alumnos en clase y que se quedan en «el disco duro de mi mente» porque, o nunca se da la coyuntura, o nunca hay tiempo.
1: Desconfía. Pregunta. Verifica, una y otra vez. Nunca olvides el motto de House: «everybody lies». Todo el mundo miente. Todo el mundo intentará manipularte, sobre todo gente que fingirá ser tu amiga. Verifícalo todo, hasta la partida de nacimiento de tu madre. Además, siempre es bueno verificar todos los datos, antes de lanzarlos. Recuerda que quien dará la cara por tu nota, tu reportaje, tu columna de opinión, o lo que sea que produzcas, no será otro que tú mismo.
2: Cada cosa que produzcas y lances hoy será un ladrillo más en la construcción de tu reputación a futuro. Y el futuro está hecho de miles de «hoy». Hoy es el momento para trabajar en construir tu credibilidad profesional a futuro. Para un periodista que se respete a sí mismo, su credibilidad es su único activo con algún valor, intangible por cierto. Tienes que cultivarla para que en el futuro puedas cosechar de ella, es decir, para que llegues a ser un periodista respetado. Algunas palabras clave: profesionalismo, diligencia, independencia, acuciosidad, pero sobre todo, integridad. Te ruego que las busques en el diccionario.
3: Olvídate del «periodismo copypaste». Ok, ay sí, ay sí, eres un modernísimo nativo digital y no te imaginas cómo era el mundo antes de que se inventase la internet. Te voy a contar una historia: había una vez un hombre muy curioso y muy observador de la realidad, que sólo con sus observaciones, algunas mediciones, algunos cálculos matemáticos y mucha apertura de mente, se dio cuenta de que la tierra era redonda. Se llamaba Eratóstenes, y vivió en la Antigua Grecia, mucho antes de que naciera Cristo. Entonces, si en esa época (sin computadoras, instrumentos, electricidad, calculadoras ni mucho menos internet ni Google) Eratóstenes pudo calcular con bastante exactitud las dimensiones de la tierra (la circunferencia), tú también puedes. ¿Sabes cuál fue el alimento de Eratóstenes? La famosísima Biblioteca de Alejandría. Lee. Mucho. No sólo para aprender a escribir bien, sino para aprender, a secas. Aprender todo de todo, porque nunca es suficiente. Pero sobre todo, haz lo mismo que hizo Eratóstenes: prepárate a fondo, observa analiza, compara, interpreta, piensa por tí mismo. Usa tu cerebro. Usa las herramientas digitales como lo que son; HERRAMIENTAS (de todo tipo), y no como «fuentes».
4: Tus amigos no son fuentes. Y tus fuentes tampoco son tus amigos. Por definición, un amigo (de los de verdad) es incondicional y te es leal, te aconseja por tu bien. Una fuente sólo es leal a sí misma, y sólo se acercará a darte un dato o a «orientarte» movido por algún interés particular SUYO. Puedes llevarte de maravillas con tu fuente y puedes cultivarla por años, siempre y cuando recuerdes que no es tu amigo. No te traumes: igualmente para él/ella nunca serás su amigo, sino su «contacto en los medios». Ergo, tu trabajo será usar tu cerebro para descubrir si es que esos intereses particulares suyos se cruzan con el interés público, y en dónde. Si olvidas guiarte por el interés público, dejas de ser un periodista para convertirte en ficha, en tonto útil, en agente de marketing de agendas de terceros, o en el mejor de los casos, en activista.
5: Maneja (y manéjate ) con juicio (en) las redes sociales. No te compres pleitos ajenos a primera vista, por muy justificados que parezcan. Y si quieres participar en el tema, excelente: pero, nuevamente, primero averigua de dónde se originó todo y cuál es la real madre del cordero. Lo que nos lleva de nuevo a los consejos 1, 2 y 3. Finalmente, tu aporte original, verificado, documentado y organizado, será mucho más constructivo que limitarte a darle un «Me Gusta» («like») a la mera indignación.
6: Así como tus padres son unos viejos de más de 40 a los que no se les puede creer nada, tus profesores también lo somos: así que, por definición no deberías escucharnos. Pero como estás pagando por encerrarte en un salón a escucharnos, pon atención, escúchanos, toma y aprende todo lo que puedas aprender de nosotros (hasta de nuestros errores) para alimentarte profesionalmente y para seguir tu propio camino. Y, por la misma razón por la que debes pensar por tí mismo y hacerte de las herramientas para formarte tu propio criterio, jamás, jamás, NUNCA, nos tomes como dioses o vacas sagradas que «siempre» tienen la razón. De hecho, algunos que no la tienen muy clara pueden tratar de manipularte. Nada de pensamientos-guías, de ningún signo; «pensamiento crítico» es mucho mejor, y te servirá para toda la vida… y tienes mucha vida por delante.
Y lo dejo aquí por hoy. Quizás haya una segunda parte, o quizás me inspire luego para escribir un post para los aprendices de fotógrafos 🙂
Gracias, me gustó mucho los consejos para periodistas aprendices periodistas. No dudaré en ponerlos en práctica.
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Correción: Gracias, me gustó mucho los consejos para periodistas aprendices. No dudaré en ponerlos en práctica.
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🙂
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