
Todo el mundo hablando de elecciones, candidatos, todo el mundo en campaña y yo manteniéndome al margen, ¿y saben por qué? Porque ya soy una vieja patética: ya no creo en la política ni en los políticos, ni mucho menos en revoluciones, de cualquier signo.
Tampoco creo en aquello que salvo el poder, todo es ilusión, por que más bien he llegado a pensar que el poder es la ilusión suprema: sic transit gloria mundi. Al final de esta vida, todos acabaremos bajo tierra, incinerados, fondeados, etc., (lo que sea) y frente a esa realidad a la que nadie escapa, lo único real que puede trascender de nosotros y de nuestro temporal paso por esta vida es nuestra descendencia, sea biológica, adoptada, espiritual, intelectual, alternativa, etc. Ahora, no me voy a meter a hablar de karmas y conceptos similares, eso se lo dejo a otros porque no soy entendida, pero sí creo en aquello de que con la misma vara con que mides serás medido.
Sin embargo, y volviendo al tema, creo que los jóvenes sí que están llamados a demostrarme que me equivoco con mi escepticismo: que todavía se puede creer en la posibilidad de un mundo más justo, y que puedo recuperar la fe en que no nos estamos cargando el mundo a pulso, que quizás haya alguna manera mejor de llevar el mundo y nuestras sociedades. Pese a todo, todavía espero que esta y otras juventudes me quiten este escepticismo que la vida me ha sembrado a punta de cocachos. Eso sería muy bonito…
Así que, chicos del hoy y del ayer, no se me enojen ni se me depriman con mis comentarios electorales estilo Doña Pésima en este blog, en Facebook o en el Twitter. No es nada personal. Y sí, sigo atentamente los debates y puyazos que sobre el tema se lanzan en las redes sociales, sólo que si las más de las veces me abstengo de opinar es porque pienso, ¿y para qué? ¿Al final a quién le importa lo que yo opine?
Ni siquiera a los candidatos. Lo único que les importa a ellos es que les dé mi voto, no lo que yo piense. Y en las redes sociales no se vota.
He allí lo que muchos olvidan. Se puede hacer campaña, expresar preferencias, hacer “anticampaña”, etc, pero me parece que pensar que la influencia de las redes sociales va a ser significativa en estas “Elecciones 2011”, creo que es ser demasiado optimista. Sobre todo teniendo en cuenta que el grado de penetración de internet banda ancha en los hogares peruanos es de 6.4%. Y eso que no hablo de la enorme diferencia en cobertura entre las zonas urbanas y las rurales. Y eso que falta ver cuánta gente de esos usuarios es gente que vota: no olvidemos que la mayoría de usuarios de internet son sorprendentemente jóvenes.
Además, a estas alturas ya la mayoría de gente, así como yo, ya ha decidido su voto. Que prefieran no decirlo y pasar como “indecisos” en las encuestas de preferencias electorales es otra cosa. Y no es que las encuestas sean “todas” manipuladas: es que estos candidatos son todos viejos conocidos ya, y ya sabemos quiénes son sus amigos y de qué pie cojean todos ellos… y ya tenemos más o menos claro con cuál de esas cojeras podemos convivir y cuáles nos resultan intolerables.
Y no olvidemos que si la gente no quiere contestar encuestas o contesta algo distinto a su real preferencia, está en su derecho. Después de todo, el voto será legalmente obligatorio… pero también tenemos derecho a mantener nuestro voto en secreto.
He decidido NO votar por alguien o, mejor dicho, VOTAR VICIADO en esta primera vuelta, pues seguro es que vamos a tener una segunda. Votaré no convencida en la segunda, solo votaré por el mal menor. Y qué triste suena eso del mal menor, pero también a esta altura de mi vida puedo decir que siempre los grandes perdedores fuimos los electores. Corría el dicho, «te prometen y te prometen hasta que te la meten» eso por lo de la yuca en la época de Fujimori. Hoy también nos enyucan o nos empalan pinochos, viejos verdes y de todos los colores, gorditas con cara de honestas ??? que piensan en cómo salvar a su api, etc… Me gusta el ímpetu de la generación joven, pero para estas elecciones solo me vienen las ganas de ser una incrédula anarquista. Un congreso que no cambia de caras planchadas y tinte en el pelo, y de jovencitos ansiosos por entrar en la rueda de la fortuna. Yo voto por nadie.
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A mí lo que me tiene harta son las encuestas: cada dos dias sale una nueva, y tenemos a los «entendidos» pasándose horas de horas analizando que si Fulano bajó dos puntos, que si el otro subió tres, que si la de más alla salió beneficiada por lo que dijo nadie sabe quién.
Lo único bueno de todo esto es que tiene fecha de término.
Cada cinco años, la misma vaina.
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Y olvidé mencionar lo MUCHO que me REVIENTA la manera como la ciudad se llena de carteles, paneles, afiches, etc… UGH!!!!
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Bueno, coincido con los comentarios anteriores. También estoy cansada de las encuestas que dan lugar a que salgan los «analistas»; de los postulantes de siempre volviendo a prometer lo que ya prometieron. Aburrida de los mismos congresistas que pareciera se ponen de acuerdo para decir: «Tu me insultas hoy y yo te respondo mañana» Y al día siguiente son portadas en los diarios y show en los noticieros, hasta que vuelva a salir otro rollo y asi sucesivamente. Estoy aburrida también de los apetitos de los jóvenes que seguramente ya están echando número de lo que ganarán en billete, también de los paneles, de los fosforos, calendarios, polos que regalan a la gente, es decir: somos los tontos útiles, etc . etc. etc…….. Es decir…. todo igual. Yo decidí romper el molde y ojalá no salgan los ya conocidos por los años de los años y sobre todo no regrese nunca mas el de la patada, la cachetada y el del baile del teteo. Por favor, ya no mas de lo mismo.
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Bueno, con tal que no ganen ni el del teteo ni la hijita de su api…
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