Este es un caso real.
Allá en el barrio, hace ya bastantes años, había una chica a la que su marido le pegaba cuanto y cuando quería. Todas las amigas la animábamos a dejarlo porque eso no podía seguir así: lo único que logramos fue que el tipo la masacrara por denunciarlo por violencia doméstica. Hasta que un día… un día él regresó borracho y tras pegarle como tantas otras veces, se quedó dormido.
Algo despertó en ella. Fue, cogió la tabla más grande que encontró en la casa y empezó a pegarle al borracho durmiente, cobrándose la revancha por tantos malos tratos. El hombre se arrastró fuera de la casa y así todo abollado tuvo el cuajo de ir a la comisaría, donde ya era un viejo conocido:
– ¿Y ahora qué pasó? ¿quién te ha puesto así?
– Mi mujer.
– So huevón, ¿no te da vergüenza decir que una mujer te ha hecho eso? Qué habrás hecho, pues. Ya, ya, fuiiiiiira de acá y anda arréglate con tu mujer, que estamos ocupados.
El fulano volvió a casa y nunca más le volvió a poner un dedo encima a su esposa.
Moraleja: Una cosa es cierta: el abuso es un ciclo que requiere de un agresor y de una víctima pasiva. Es un ciclo que tiene que cortarse desde el principio, porque el que maltrata una vez, si no encuentra resistencia, si una no se hace valer, seguirá maltratando. Es claro que éste es un caso extremo, y NO estoy sugiriendo el uso de la violencia para resolver todos los conflictos. El punto es que, a partir del momento en que la víctima se niega a seguir con el libreto de víctima, ese día las cosas pueden empezar a cambiar. Despierten, mujeres: no se dejen maltratar. Y maltrato no es sólo pegar o insultar. El maltrato tiene muchas formas… y ninguna de ellas tiene por qué ser soportada pasivamente. No vale la pena. Y no, no es cierto que «la vida es así,», no es cierto que tengan que soportarlo «por sus hijos», no es cierto que estén solas, no es cierto que no puedan hacer nada para cambiar su situación. Hay alternativas. Busquen ayuda. Ustedes son valiosas y dignas de todo el respeto. Que nadie intente siquiera insinuar lo contrario.
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Todos conocemos al menos uno de esos matrimonios en los que la esposa termina siendo prácticamente madre del esposo. Lo siento: voy a herir algunas susceptibilidades, pero eso me parece tan fuera de foco… Es verdad, el tiempo pasa, el amor cambia, la vida diaria afecta el romance, etc. etc. etc. Es verdad que hay que cuidar a la pareja, tener detallitos cariñosos, etc., pero allí a convertirse en su madre, hay un gran trecho. ¡Madre hay una sola! Es verdad, los hijos llegan a ser lo más importante en la lista de prioridades cuando son pequeños. Pero no siempre serán pequeños. Y veo a diario que muchas, demasiadas mujeres se enfocan tanto en ser madres que les olvida que son mujeres, que los hijos son prestados por la vida, los hijos crecerán y un día se irán a hacer sus propias vidas.
El asunto es que, también, muchos, demasiados hombres en nuestras culturas latinas, enganchan en ese rollo de abnegada esposa-madre, con la esperanza de que su santa e idolatrada esposita les aguante todas sus cojudeces y salidas del plato. Despierten, mujeres: el riesgo de criar un esposo-hijo es demasiado, demasiado alto. Una de dos: o el esposo-hijo crece y se cansa de vivir con mamita-reloaded y termina encontrando nueva compañera-mujer (y luego vemos hombres abandonando a sus esposas-madres, que luego se lamentan «y después de tooodo lo que hice por él toooodos estos años») o finalmente el hombre se corta las pelotas y se vuelve de verdad un niñito comodón que no puede vivir sin mami-cuidadora-manoderecha… un nene al que hay que resolverle todo. Eso lo he visto muchas veces y se me hace difícil de entender: ¿cómo una mujer puede preferir eso a un hombre de verdad en su vida? Les paso la pelota a los psicoanalistas… En fin, si hay gente que es feliz así, enhorabuena por ellos, pero yo… paso. Hay una gran, gran diferencia entre te un amo porque te necesito y un te necesito porque te amo.
Moraleja: Somos hombres y mujeres, pero sobre todo somos PERSONAS. Y como tales, complejas, multifacéticas, complicadas… únicas. Y eso precisamente es lo que nos hace interesantes. Lo que nos hace PERSONAS completas. Por más difícil que pueda parecer, tenemos que mantener el balance entre todas nuestras facetas, para seguir siendo las personas que siempre fuimos, para seguir creciendo y enriqueciéndonos como personas… y no terminar involucionando hasta convertirnos en el aburrido apéndice de otra persona.
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Y hasta el próximo capítulo! 🙂
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El verdadero macho es aquél que se hace responsable de su hogar, de su mujer y de sus hijos.
Estamos mal acostumbrados a llamar machista a quien golpea a su mujer y/o sus hijos sin anotar que ese no es machista sino un cobarde y malnacido pegalón.
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Solamente me queda agregar: ¡bien dicho!
Eso de «aguanto por mis hijos» es la coartada perfecta. Es la mejor manera de tapar la incapacidad de tomar una decisión radical. Creo que es comprensible, porque los cambios suelen generar una cierta aprensión.
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tengo un problema el hrno de una chica que es casi mi enamorada es bastante celoso, no quiere ni siquiera que le hable por msn, y a pesar de que le he hablado no sale de terquedad, que puedo hacer. De que manera me lo puedo ganar.
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