Recordando a Washington Delgado (entrevista inédita)

Es hora de justas reapariciones. Hay voces que no debemos acallar. En 1998 le hice una entrevista a Washington Delgado, en el transcurso de un trabajo de investigación. Luego, en aquella época, en mis inicios como freelance, y en pleno poder de la dictadura fujimontesinista, no encontré dónde publicar el texto completo. Yo no quería editar mucho el material: iba a significar esterilizarlo de cuanto tenía de sabroso. De modo que el texto quedó en mis archivos, esperando una ocasión más propicia para ver la luz. Lo archivé, recordando aquel verso de Delgado, «Guardo un caballo en mi casa / desesperadamente encadenado a mi sueño de libertad». Hoy, han pasado diez años de ese entonces, pero sus palabras siguen vivas, muy vivas. Y este 7 de setiembre se cumplen 7 años de la partida física del vate. A modo de humilde pero memorioso homenaje a este valiente espíritu creador, publico hoy este texto, que también (creo) hará alzar las cejas a más de uno.

Hubo realmente una polémica entre poetas «puros» y poetas «sociales» ?
No, absolutamente, Romualdo exagera: si le pregunta a él, le dirá que es la polémica más grande de la literatura peruana. Esto surgió a raíz de la publicación de un libro de Romualdo, «Edición extraordinaria». Vargas Llosa entonces era muy joven, y todavía no había publicado ninguna novela, publicó un artículo (ya no sé bien dónde), en el que hablaba del «sacrificio de la literatura» o algo así, criticando ásperamente este libro, que efectivamente tiene algunos poemas muy buenos, como «Canción de siempre», y el «Canto Coral a Túpac Amaru», pero que también tiene sus poemas débiles, con algunas fallas, y a esos son a los que alude entonces Vargas Llosa. Romualdo, que era polemista, le contestó. A propósito de eso aparecieron por ahí algunos artículos, algunos reportajes en los periódicos, sobre todo en el suplemento de El Comercio, y en uno de ellos aparecí yo, un poco a favor de Romualdo que era mi amigo… pero no fue pues tanto, fue a propósito de un libro que tampoco es el más importante de Romualdo, aunque sí tenga su poema más conocido. Tal vez la crítica fue un poco desmesurada, y como Romualdo es un poco sensible se sintió herido, pero no hubo ninguna polémica entre poetas puros y poetas sociales, jamás, nunca. Hubo una especie de escisión, un grupo después del 48 -aunque ya habían empezado antes- que tenían influencia de los poetas españoles del 27, de Alberti y García Lorca sobre todo, de Neruda… y entonces hacían una poesía con un contenido social. Uno era un poco mayor, Gustavo Valcárcel; otro era Gonzalo Rose, otro que se integró más tarde fue Scorza. Pero todo era como una amalgama. Había poetas que estaban dentro del grupo de los poetas puros que tenían personalmente una posición política, por ejemplo Bendezú, pero que nunca escribieron poemas políticos. (…) Muchos escritores estuvieron presos por apristas, y otros huyeron, como Rose o Scorza que se fueron a México. Pero no hubo tal polémica, y en los recitales que entonces se celebraban participaban tanto los poetas «puros» como los «sociales», todos juntos: no había ningún problema, todos eran amigos.

Entonces podríamos hablar más bien de diferentes prácticas, de diferentes escrituras…
De posiciones un poco divergentes, pero también había convergencias, que un poco culminan en Pablo Guevara: en fin, trabajar el poema social como si fuera un poema puro. Esa era toda la «polémica». Fuera de ese tiroteo entre Vargas Llosa y Romualdo no hubo artículos contra la poesía «pura» ni artículos contra la poesía «social» ni nada.

Y respecto de su propio trabajo, en qué área lo ubicaría? Porque revisando sus libros se encuentran poemas de ambas corrientes.
En las dos. Siempre me interesaron las cosas sociales pero nunca tuve una posición, digamos, partidista. Hay algo de denuncia social, alguna visión sociológica, pero no tomé una posición partidista, como sí la tomaron Gonzalo Rose y Valcárcel. Mi generación fue una generación dividida, pero mayormente fue aprista: (…) y en San Marcos la mayoría de los que tenían esta cosa social eran apristas. En el 48, el año del fracaso de la revolución aprista hay una escisión, sobre todo en el ambiente intelectual; hay apristas que se sienten traicionados y denuncian al partido: algunos se hacen apolíticos y otros se vuelven hacia los partidos de izquierda: al comunismo, al socialismo… estoy hablando en general del cuerpo intelectual, no sólo el poeta «se pega» a los partidos izquierdistas. Que eran muy débiles por otra parte, no eran partidos de grandes masas, pero tenían cierto prestigio intelectual. Entre los más connotados, Valcárcel seguía la línea moscovita, Romualdo más bien la línea china, Gonzalo Rose …(RUIDO EN LA GRABACIÓN)…, Gonzalo Rose que era socialista, Scorza era trotskista… muchos tomaban una posición. Bendezú se mantuvo fiel a las ideas comunistas.

Esta efervescencia política era evidentemente producto de la coyuntura que se vivía, eran años muy ideologizados, creo…
Sí, claro, casi todos eran sanmarquinos y San Marcos era una universidad muy politizada. Había un pensamiento político, se discutían mucho las ideas políticas, se leían libros de sociología… sobre todo vino la filosofía existencialista, que proclamó que la literatura debía ser comprometida, que el escritor debía tomar un compromiso con su realidad y reflejarla para mejorarla… (…) Curiosamente los poetas asumieron un compromiso, sino político al menos moral, con la realidad, y era normal que hicieran poesía política, poesía social, así como en el Siglo de Oro se hacía poesía religiosa: estaba en el ambiente. En cambio me parece que los poetas últimos ya no hacen poesía social, ¿no es cierto?, por ejemplo los del grupo «Neón»… y es que eso ya no está en el ambiente.

Me parece que ahora los poetas más jóvenes, como los «Neones», están en un momento más bien autárquico…
Sí, eso, eso… ya es otra cosa. Incluso hay esto: hasta el año 80 lo que más se vendía en las librerías era la sociología. En cambio en este momento [1998] es lo que menos se vende. Sobre todo en el periodo que va del 60 al 80 el autor más editado en el Perú ha sido Mariátegui: fácilmente ha llegado al millón de ejemplares, se vendía mucho. Lo que no sé es si se habrá leído mucho.

Actualmente todo el mundo está de acuerdo en que la generación del 50 fue la que modernizó las letras peruanas, la que introdujo nuevas técnicas narrativas…
Sí, en la novela y cuento hubo una modernización, pero en poesía también hubo renovación; de un lado hubo la vuelta a la vanguardia con Eielson, Sologuren, Blanca Varela, el primer Romualdo, Bendezú, Chariarse, Deustua… Luego cobró importancia la generación del 27. Vallejo por ejemplo, ha tenido influencia recién en los 50; los que influían en el Perú hasta antes de los franceses y los surrealistas eran pues García Lorca y Neruda, pero no Vallejo. Vallejo empieza a influir un poco en el 50, cuando hay una resonancia vallejiana, que estudió mucho Romualdo cuando estaba en España. Y justamente hubo una generación española que eran amigos de Romualdo y que traen las técnicas vallejianas de la poesía, sobre todo (… RUIDO…) y se estudian mucho, sobre todo la deslexicalización. Romualdo lo explica muy bien. En ese momento era novedad. Pero no se puede decir que los poetas sociales no se preocupaban por la técnica, ¡sí se preocupaban por la técnica! Romualdo tenía una preocupación técnica muy grande, y escribe sonetos, romances… (…RUIDO…), Gonzalo Rose también tenía una técnica muy depurada.

¿Hubo también en la crítica literaria una evolución o renovación similar?
Sí, sí, menor pero… se puso de moda la estilística, y allí hubo cierta contradicción porque mientras el pensamiento predominante era existencialista, materialista, la crítica se hacía de modo idealista, en la lengua y la literatura. Pero de todos modos era una crítica diferente de la anterior, que era un poco a lo Azorín, un poco «impresionista», basada en las impresiones del crítico. Se hace más científica, basada en el análisis estilístico, y con esto empiezan Puccinelli, L.J. Cisneros… (…RUIDO… )

Alguien ha dicho, creo que Cornejo, que es recién con Vargas Llosa que la literatura peruana se inserta en un circuito internacional.
Siempre hubo una inserción internacional! Eso no es verdad. La literatura de los años 20 peruanos ya estaba en un circuito internacional, lo que pasa es que no tenía, claro, toda la red editorial. Un libro como «La casa de cartón» de Martín Adán es perfectamente cosmopolita, o como «Las ínsulas extrañas» de Westphalen, como «Cinco metros de poemas» de Oquendo de Amat. Ahora, en la generación del 50 pasó que se venía de un periodo muy malo para la cultura peruana, el periodo de Sánchez Cerro, que se prolonga hasta el 45: allí la crítica y todo cesó. Pero en el 45 cuando vuelven a entrar los libros hay toda una apertura y reaparece esto que se había perdido, la vinculación con la poesía y con la narración de fuera, pero eso no lo inicia Vargas Llosa; lo inician Ribeyro y Zavaleta. Zavaleta es el primero que trae las técnicas de (…RUIDO…) y en Ribeyro está la influencia de Borges y de Kafka. Entonces eso ya es una literatura perfectamente cosmopolita, digamos empiezan a escribir 8 o 10 años antes que Vargas Llosa, y sus libros aparecen por lo menos 5 o 6 años antes que los de Vargas Llosa. Lo que pasa es que Vargas LLosa es un gran creador, él aprovecha la lección de Zavaleta y de otros, y era un gran lector de la literatura europea: tiene una gran habilidad y publica libros que tienen un enorme éxito.

Entonces fue que simplemente Vargas LLosa tuvo la suerte de empezar a publicar cuando se iniciaba el «boom» de escritores latinoamericanos?
Bueno, ocurría lo mismo en toda latinoamérica, pero ya mucho antes de que aparecieran Donoso, Vargas LLosa, Fuentes… ya habían aparecido también Carpentier, Onetti… pero ya había narradores desde una generación anterior a estos llamados del «boom»: en el Perú ya había estado escribiendo Zavaleta, por ejemplo. Y había otros casos. Y los poetas leían poesía francesa, inglesa, empezaban a querer escribir poemas a lo Eliot desde 1952 ó 1953.

Cuál es la situación en los 60, en los 70…?
Hay un mayor predominio de la influencia sajona, pero sobre todo, más que de Eliot, de Pound y de la poesía norteamericana, de la poesía «beatnik». (…) Incluso muchos de los beatniks estuvieron acá, en el Perú, e introducen [en los textos] un lenguaje coloquial, un lenguaje de la calle, un lenguaje de jerga, en el que se emborrachan y toman drogas, y fuman marihuana sobre todo. Aquí no pegó tanto lo de la droga pero sí se usa el lenguaje de la calle, que se acentúa en el 70 (…RUIDO…)

Está de acuerdo en considerar a Cisneros e Hinostroza como los poetas más representativos de los 60?
Sí, pero también Marco Martos, y un poquito después Watanabe y Abelardo Sánchez León. Ellos son los poetas importantes, aunque claro, Cisneros es más áspero, Hinostroza es más meditativo.

Y entre las generaciones más jóvenes, las de los 80 y 90?
En los 80, las mujeres. Carmen Ollé, Mariella Dreyfuss, Giovanna Pollarollo, Rossella di Paolo, Rocío Silva Santisteban, Doris Moromisato… en general en los 80 las mujeres escriben mucho más que los hombres. De los 90 conozco poco.

Volviendo al tema de Vargas Llosa, me gustaría preguntarle su opinión respecto de la controversia suscitada por la publicación de «La utopía arcaica».
Bueno, yo la verdad apenas he empezado a leerlo, no lo he leído completo porque estoy haciendo otras cosas. Vargas Llosa escribe muy bien, no es un estilista -y eso le atacan- pero sabe narrar, es un buen narrador; sabe escribir con un lenguaje casi periodístico, tiene muchas ideas, tiene sobre todo una enorme cantidad de información, capacidad de recibir información bastante grande, y lo ha demostrado en sus ensayos, porque es un gran ensayista… pero también es tendencioso. Por lo que he empezado a leer en «La utopía arcaica» él imagina una cosa y piensa que eso es verdad. Me parece que es tendencioso. Aunque como no he leído todo el libro puede que sea una impresión falsa. Pienso leerlo, lo tengo en mi mesa de noche, pero ahora estoy ocupado con otras cosas.

¿Qué proyectos tiene actualmente? [enero de 1998]
Ahora me he embarcado en un proyecto a pedido de un amigo mío, pero no sé si lo terminaré. Cuando escribí el libro de Literatura Republicana yo dije «no puedo hacerlo porque no he enseñado literatura peruana», yo cometí el error de empezar a enseñar literatura española y allí me quedé. Soy un hombre de poca voluntad, debí esforzarme por tomar cursos de literatura peruana que la tengo más cerca. Bueno, mi amigo [el editor] me dijo «tú has leído mucho, yo te consigo una secretaria y tú le dictas». Yo dictaba, después me traían a corregir las notas y salía un librito, y yo dije «¡me van a corregir todos!». Pero en fin, al menos yo conozco algo de la literatura del siglo XX por las lecturas. Y después empecé a delinear un esquema, una pequeña historia desde la literatura colonial… aunque no la conozco mucho, y realmente en el Perú, muertos Tamayo y Sánchez, ¿quién?… y así, presionado, estoy escribiendo ahora sobre literatura colonial, y es difícil porque además en general la literatura colonial es pesada. Claro, cuando uno se mete a fondo encuentra cosas divertidas, algún poetastro por allí… y los poemas épicos también. Pero yo no soy un conocedor profundo, no conozco la crítica, y uno tiene que conocérsela toda, yo sólo conozco parte. Yo no soy un erudito ni trato de serlo, y este es un libro para el lector que se inicia. Y gustó mucho a los profesores de colegio. Me criticaron mucho [a su «Historia de la Literatura Republicana»] la falta de una bibliografía: yo no domino la bibliografía, pero si alguien se interesa en solucionarlo, eso es muy fácil, basta agarrar los libros de Tamayo y de Sánchez, allí está toda la bibliografía!! Mi libro [el de literatura republicana] no es un libro para especialistas, pero parte de ciertas ideas, está organizado, es claro y está escrito con cierta gracia, con estilo.

¿Esa misma tónica tendrá su libro sobre literatura colonial?
Sí, también. Yo no soy un especialista. Y como no soy un especialista puedo proceder en forma un poco divertida, ¿no? Después los especialistas dirán que me equivoqué, que no era así, que ese poema no tenía 1,500 versos sino 1,524… cosas que no interesan.

¿Qué le falta en general a la literatura peruana actual, tanto en narrativa como en poesía, o hacia dónde debería ir?
¿Qué le falta? Creo que orientación. En el 50, en el 60, en el 70, había una orientación, social, literaria, en fin. En cambio ahora me da la impresión de que esta es una literatura un poco desorientada, que está buscando posibilidades…

…una desorientación técnica, de estilos, de temas…?
Hay una búsqueda de técnicas, pero no dicen «esto es lo que hay que hacer» sino que buscan por un lado, por otro… no como por ejemplo con la corriente indigenista, o cuando surge Vargas Llosa, que esos son los modelos y mal o bien muchos lo hacen, algunos destacan y otros lo intentan. En esos casos hay unos modelos claros, unas ideas que orientan la obra, una filosofía, una sociología, una política, un «credo», cosa que ahora no sucede…

…eso es también producto de los tiempos.
En todo caso habrá que esperar que se asiente. Yo no lo veo claro. En los 80, con las mujeres, sí se veía claro; las mujeres querían darse a conocer como mujeres, es decir no imitar a la poesía masculina, ¿no? no hacer esa poesía que hacían antes sobre los hijitos, sobre la madre, el amor del padre, el amor romántico, la pasión… ya no. Muestran su cuerpo, muestran sus ideas, ¡todo! fumar marihuana también, emborracharse… antes una mujer qué iba a hablar de que se emborrachaba, ahora ya lo pueden decir. Es decir, las mujeres empiezan a mostrarse como eran, que es lo ideal: ahí tenían un objetivo, buscar las técnicas para decir eso, y estaba bien. Entonces los objetivos pueden ser muy diversos, pero lo importante es que existan, que hayan unos objetivos visibles, unas ideas claras, un pensamiento. Todo eso va a formar una literatura.

A lo que me refiero es que después del fin de la guerra fría y de habernos quedado sin mitos, tras la caída de la Unión Soviética, una década de violencia subversiva, dos gobiernos de Fujimori, el descrédito de las ideologías, todo eso se refleja en el quehacer literario precisamente en esa desorientación de la que habla Ud…
Hace poco fui a la entrega de premios del concurso de cuentos del Peruano-Japonés, y allí Reynoso habló en nombre del jurado, y entre otras cosas observaba que sólo uno o dos de un total de 79 libros trataban el tema de la violencia, y eso es menos del 5%. Cuando yo he estado en concursos anteriores, hace 10 años, alrededor del 40% tocaban el tema de la violencia, muchos lo trataban mal pero lo tocaban, y era que la violencia estaba en el ambiente. Ahora más bien parece que la gente quiere olvidarse de eso, ya no quiere recordar.

Pero eso también tiene sus propios peligros.
Claro, tiene sus peligros, pero no se quiere recordar pues, y entonces los escritores no lo tocan, no aparece. Otra cosa, que ya había observado en concursos anteriores, es que había mucha literatura de tema histórico, también un poco de ciencia ficción… hace 15 años en Estados Unidos se puso de moda el llamado «realismo sucio», que trataba generalmente a personajes lumpen, y en general se trataba más la realidad inmediata. Ahora no se hace, y no sé, no lo veo claro. Aunque quizá puedas conversar con otros que lean más que yo a los actuales.

Links:

La Generación del 50: Washington Delgado

Jorge Coaguila: Entrevista (1996) a Washington Delgado.

Sonia Luz Carrillo: Ciudades, Poesía y Washington Delgado.

Discursiva: Anticipo de las obras completas de Washington Delgado.

Luz de Limbo: Antología Póstuma.

Ciberayllu: In Memoriam Washington Delgado

Wikipedia: Washington Delgado

3 comentarios sobre “Recordando a Washington Delgado (entrevista inédita)

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  1. He quedado conmovido con su obra. Para los que nos gusta la poesia, para los que somos unos simpes pero entusiastas aficionados a este arte, su obra, constituye una lección permanente. Cuando vivio y ahora en el Parnaso, su obra es para admirarlo siempre.
    Victor

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