¿¡Que por qué sigo escribiendo?!?!?

Muy dentro, agazapada en algún arrugado rincón de mi ser, todavía se esconde la niña que aprendió a leer a los cuatro años para huir de la soledad, de la frustración de tener que conformarse mirando por la ventana cómo los demás niños jugaban afuera mientras ella se quedaba en casa ahogándose con esa maldita tos asmática.

La lectura me permitió entretenerme mientras los demás seguían con sus vidas sin mí; me abrió la puerta al disfrute de los cuentos y otras historias sin necesidad de importunar a nadie. Pronto descubrí que la lectura, y su hermana melliza la escritura, me podían transportar a más lugares que las bicicletas, a países más lejanos que las calles del barrio, a tiempos y épocas más exóticos que el ayer o el hoy; donde el mañana estaba a la vuelta de la página.

La vida nos juega la puta pasada de hacer crecer nuestros cuerpos mientras nuestro espíritu sigue incólume. Pero las letras no envejecen. Y aunque el mundo cambia y nos enseña a querer otras cosas, el recuerdo del primer amor nunca se olvida. Y como ya se sabe, el amor, al igual que la energía, no se destruye: sólo se transforma.

Y yo no sé vivir sin escribir. Tanto que cuando llegó la hora de que la hijita linda de la casa eligiera carrera, decepcionó a su padre, que esperaba tener una arquitecta en la familia; decepcionó a su madre, que esperaba que la hija «consiguiera un buen muchacho, un buen partido» en esa universidad en la que iba a estudiar; y mandó al carajo a los profesores, psicólogos y orientadores vocacionales que le sugerían estudiar Derecho o en todo caso Traducción. Yo amaba la música pero tenía más o menos claro que yo que yo quería era era, simplemente… escribir.

No señor. La niña en trance de crecer quería libertad para crear. La por entonces naciente carrera de Comunicaciones parecía la mejor opción de tranquilizar a todos y de canalizar mi vena creativa. Lo que yo no sabía entonces era cuánto iba a tener que patalear para mantenerla viva. Para no convertirme en un zombie.

Hablaba de amor. Las mejores cosas, los mejores momentos, todo lo mejor de mi vida ha nacido de cosas hechas por amor: mi hija, mis viajes musicales, mis más caros recuerdos, mis mejores amigos, las vivencias que me han hecho lo que soy y que siempre me acompañarán, y hasta las metidas de pata más grandes y estruendosas, todo… todo lo que ha valido la pena, ha sido por amor: en el peor de los casos por las hormonas o por bilis. Pero nunca por interés. Nunca por conseguir algo. Nunca por calcular a dónde me llevaría esto o aquello. No ha sido fácil: no ha sido nada fácil. He regresado de las depresiones más feroces y no han faltado ocasiones en las que no he visto nada más que el vacío y la desesperanza delante de mí. Pero no me arrepiento.

Mi hija seguramente no entenderá a la lornaza de su madre hasta que ella misma cumpla 40 años, pero en fin… por entonces entenderá que el legado que le dejo es ese: sé fiel a tí misma y vive tu vida con integridad.

¿Que porqué sigo escribiendo? Buena pregunta. Antes de ponerme cursi, ¿alguien leyó «El Mar del Tiempo Perdido» de García Márquez? Se me viene íntegro a la memoria uno de los diálogos, de cuando Mr. Herbert estaba comprando medio pueblo dizque para salvar a sus habitantes de la decadencia:

El señor Herbert hizo cargar los baúles, y se despidió hasta la mañana siguiente.

No fue a acostarse. Apareció en la tienda de Catarino, con los hombres que llevaban los baúles, y hasta allá lo persiguió la multitud con sus problemas. Poco a poco los fue resolviendo, y resolvió tantos que por fin sólo quedaron en la tienda las mujeres y algunos hombres con sus problemas resueltos. Y al fondo del salón, una mujer solitaria que se abanicaba muy despacio con un cartón de propaganda.

—Y tú —le gritó el señor Herbert—, ¿cuál es tu problema?

La mujer dejó de abanicarse.

—A mí no me meta en su fiesta, mister —gritó a través del salón——Yo no tengo problemas de ninguna clase, y soy puta porque me sale de los cojones.

El señor Herbert se encogió de hombros.

Me parece bella y genial la metáfora. No importa lo que me pase: escribo porque me sale de los ovarios, del corazón, de las tripas, del hígado incluso, y quién sabe si también de alguna otra glándula aún ignorada por la ciencia.

Escribo para vivir, y no me refiero a esos textos estilo revista de decoración de interiores que suelo hacer –por encargo de terceros– para ganarme los frejoles. Escribo y hago entrevistas para entender el mundo: escribo para entenderme a mí misma. Escribo para no sentarme a ver TV comiéndome litros de helado; para no suicidarme de desolación; para combatir la soledad; escribo para no asesinar; escribo para exorcizar a mis demonios, ese par de tercos demonios sobrevivientes que no se fueron ni con el psicoanálisis y que ya tampoco me quiero quitar de adentro, porque si lo hiciera ya no tendría de qué escribir.

Escribo para no olvidar quién soy; no sé si vivo para escribir, pero sí que escribo para saber cómo vivir. No porque me sea de alguna utilidad escribir, sino porque necesito hacerlo.  Lo que me hace recordar una vieja canción de The Police:  sí, todos los que nos dedicamos a escribir estamos siempre, de una u otra manera, enviando botellas al mar. Sending out an SOS. Nunca sabemos quién va a abrirlas. Y ese no-saber puede ser tan rico y llevarnos a tantos sitios…

Walked out this morning, dont believe what I saw
Hundred billion bottles washed up on the shore
Seems Im not alone at being alone
Hundred billion castaways, looking for a home

15 respuestas a “¿¡Que por qué sigo escribiendo?!?!?

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  1. Si pues, a veces nos olvidamos de que escribimos porque la hoja de papel en blanco (ahora el teclado) esta ahi delante y queremos volcar lo que pensamos y sentimos….. al final de eso se trata esto.

    Ahhhh quien piensa que se metio a esto para vivir de ello … mal anda, definitivamente.

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  2. Totalmente de acuerdo, hay impulsos que nunca mueren porque en si mismos nos definen, escribir, imaginar, crear son parte de nuestra esencia, y fueron potencIados con nuestra comun formacion, en la tan mentada Facultad de Comunicaciones, felicitaciones colega! me dieron otra vez ganas de escribir MUCHAS GRACIAS

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  3. ¿Por qué está mal vivir de escribir? Cito a un compañero de triond y de una red social llamada militeraturas:

    «¿Se imagina a un abogado que trabaje ocho horas de camarero y, terminada su jornada laboral, se vaya a su casa a preparar un caso de algún cliente con problemas?

    Yo puedo imaginarlo. Pero es inverosímil.

    De un escritor sí aceptamos que eso suceda. ¿Hasta cuándo?».

    ¿Qué pasa? ¿Qué tiene de malo siquiera intentar vivir de las letras?

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  4. Yo he mandado casi todo al diablo, pero a cuenta gotas, para gozar más despaico, con más suspenso.

    Felizmente, he aprendido que ya no tengo que negarle nada al corazón, y es al úncio al que ahora tendré que rendir cuentas. Ami manera, como debe ser.

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  5. No digo que este mal cobrar por escribir, sino voy a la actitud con que algunos afrontan su acercamiento a la blogsfera, ven en ella un mecanismo de generacion de ingresos en si mismo, y no como lo que es en sus raices: un mecanismo de expresion (catarsis en ciertos momentos) y comunicacion.

    Ahora bien que si luego te liga que ya por publicidad o fichaje, puedes vivir de eso … pues bacan, pero enfocar el acercamiento blogueril de esa manera y luego quejarse que la disminucion de la publicidad tambien afecta a los bloggers, como que no me termina de cuadrar.

    Que la publicacion de un blog exitoso mejore el perfil de un profesional es excelente y deseable, el ejemplo mas claro lo tengo en dos blogguers que sigo habitualmente: Enrique Dans y El Bruno, y por otro lado acaso Martin Varsavsky o Loic Le Meur viven de postear? ni falta que les hace!! Pero bien que ayuda a la consolidacion de su imagen como emprendedores a la vez de como mecanismo de feedback.

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  6. Ernesto: Buena por la aclaración en tu segundo comment. Yo tampoco tengo nada en contra de la gente que ha logrado de alguna forma vivir de escribir. Al contrario. Me gustaría poder ganarme los frejoles con las cosas que escribo porque quiero, más que con mis «bisnes» por servicios de elaboración/edición de publicaciones :-S

    Silvio: Uffff. Gracias. Adoro a Benedetti.

    Jocho Sí la tienes. O no lo harías.

    Fabi Amiguita, te pasaste…

    Gigi: Gigi: hermana, entiendo. He tenido mia épocaa de mil oficios en las que renegaba y pensaba «porqué me tuve que meter a esto?» pero… pero al final volvía a lo mío. La presión es muy fuerte. Pero siempre hay algún momento para lo que se ama.

    Juan: Abrazo, bró!!

    Celegiqui; Bienvenido a mi blog! Te espero de ahora en adelante. Nunca dije que vivir de escribir fuera malo! Y creo que Ernesto ya aclaró a qué se refería.

    Herr Hauptmann: welcome back!! O debo decir Willkommen? jeje.. me agrada que mis antiguos lectores estén volviendo, OMG! Besito!!

    Raulín: Amén. Amén. Amén!!

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  7. muy buena chabe, me encanta tu pasión y tu enfoque hacia la vida. me doy cuenta en mi caso que estoy viviendo como si tuviera cancer o algo terminal, por eso quiero cafes con los amigos, y vivir con esa intensidad que no es si no un gran amor a la vida aunque esta a veces te ponga obstáculos, y no sólo culos, pero bueno como me dijo un buen amigo «es lo que hace que la vida sea tan especial». y el legado a tu hija es exactamente el que yo también le doy, creo que es la mejor herencia que se pueda legar, eso valen más que todos los millones, más de los de bekan o madonna (será, ó toy exagerando?), bueno no importa igual no soy ni bekan ni madonna, ni quiero serlo, quiero seguir siendo yo hasta el final y ya veremos que pasa…, eso es lo emocionante…
    un gran abrazo escritora de ovarios, idem aunque versión masculina…

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  8. Isa,

    Vivir sin un apasionamiento no tiene sentido.Muchas veces la gente piensa que el unico tipo de pasión que existe es el carnal ,nada más distante de la realidad. Como decía C. Carvallo la pasión es lo único que nos salva y yo espero que no abandones el que haz encontrado y disfrutado toda tu vida en la escritura.

    El resto,como decía el filósofo PIONEER, es silencio.

    Un abrazo

    Schatz

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